12 may 2008

CUADERNO DE VÍBORA 1: LEVANDO ANCLAS

Ser estudiante de cine es algo singular. Y decirlo, lo mismo.
El comentario más común en personas ajenas al necio, perdón, al medio es: "Anda! Qué guay, no?" ...A lo que te limitas a sonreír de manera extraña y decirle al cuello de tu camisa: "si...".
En el aula, la cosa cambia. Porque allí todos son más "tarkovskianos" que Tarkovsky y tú, que la última peli que has visto ha sido "Spiderman 2" y encima por la tele, centras tus esfuerzos en esconderte tras el cuaderno para que nadie te pregunte en público en qué formato se rodó la última peli que viste en el cine.
Sacrilegio! Herejía! Triple pecado mortal! Andrea NO va al cine!

Pues no. No voy al cine.

Es otra más de las actividades que tuve que excluir de mis hábitos. Hoy en día no me sale rentable, qué quereis que os diga. Que sí, que esa pasta me la gasto en cañas un sábado cualquiera y bla, bla, bla... Pero me la gasto más a gusto en cerveza, porque la borrachera está asegurada. Porque quién te asegura que lo que vayas a ver al cine te va a gustar? Quién te garantiza que lo vas a pasar bien? Eh? Eh? Eh?...

A pesar de eso, en ocasiones voy al cine. Unas veces, y contra todo pronóstico, te sientas en la butaca en plan chula con los brazos cruzados sin esperar una mierda, y sales del cine encantada.
Otras, cuando me "sobra" la pasta, la malgasto en jugar a la Ruleta Rusa con la cartelera. Aventurarse en el holográfico mundo del cartel y la sinopsis es fascinante. Y es que te venden la moto! La sinopsis pinta bien (más te vale que ese día no te pille tonta...) y te crees que la historia va a molar. Luego es un tostón romántico y leeeeento que no se cree ni el mismísimo Cupido.
Con suerte, lo que ves te acaba dejando igual q cuando entraste. Bueno no, te deja 7 euros más pobre... Cosa que te jode, porque encima sales del cine destrozada por no encontrar la postura, con restos de palomitas en el escote, somnolienta porque no te han dejado dormir, engañada... Vamos, cornuda y apaleada.



"Definitivamente, quizás"

...Sí, definitivamente. Definitivamente te planteas que, a la próxima, te pensarás dos veces lo de ir al cine y al final acabarás montando un pequeño altar en torno a tu tele y tu dvd.Pero no estoy tan cabreada como aparento, sólo es una pataleta. La vida se compone de contrastes y de extrañas compensaciones.

La misma noche de la velada cinematográfica, en un inhóspito opencor, encontré una edición especial de una película muy especial: "El Mago de Oz".




Los que me conocéis, ya me conocéis. Los que no me conocéis, podéis llamarme infantil pero no podéis negarme que es un clásico. Y, a lo mejor, hasta de los más queridos y conocidos.
Defiendo que es el sueño mejor contado y más imaginativo, que sus elementos han perdurado en el tiempo y son como se imaginan. Sobreviven porque se pueden tocar. Alguien los hizo con sus manos.

Me costó 10 euros pasar el domingo más especial en mucho tiempo: Con mi dvd que lo lee todo, mi pequeña gran tele que me hace el apaño, el edredón hasta debajo de la nariz y los pañuelitos de papel cerca (hay cosas que me siguen emocionando, amigos)... Fui feliz durante casi 4 horas!

Y eso no tiene precio.
Es gratis.